ENLACE, PRIMER PASO PARA LA MEJORA EDUCATIVA

Ésta semana la SEP publicó por Internet los resultados de la Evaluación Nacional Censal (ENLACE) en la cual se dieron a conocer con todo detalle los resultados obtenidos por estado, escuela y alumno, para los grados de 4º a 6º de primaria y de 3º de secundaria, de la gran mayoría de escuelas públicas y privadas del país. ENLACE evaluó los conocimientos de los estudiantes en las áreas de español y matemáticas. Como era de esperarse, los resultados confirmaron lo que todo mundo ya sabemos: que el nivel de la educación básica en México es pésimo. Sin embargo, la apertura, dar a conocer ésos resultados a la opinión pública, traerá beneficios en el futuro para el país.

 

Primero que nada hay que recalcar que ya urgía un sistema, un método, que evaluara el nivel de aprendizaje de los niños en México. Durante éste sexenio se tomó ese objetivo como prioritario, pero no fue hasta éste año que los resultados son públicos y podrán ser usados de muchas maneras. Ojalá esto no sea una “llamarada de petate” y que la nueva administración federal continúe con éste esfuerzo evaluativo. Lo que no se mide no se puede mejorar, y aunque a muchos no les agrade ésa máxima, la cierto es que así es.

 

Durante muchos años se ha venido criticando al modelo educativo en México, que no sirve, que no funciona. Que los resultados son deprimentes. Que estamos retrasados. Que la gente aunque se diga que tiene certificado de primaria o secundaria no saben leer, no saben nada de matemáticas. Las instituciones de nivel medio superior y superior siempre se han quejado de que los estudiantes egresados de secundaria, aún los de escuelas particulares, llegan a sus aulas sin los conocimientos mínimos para cursar la preparatoria y la universidad. Mucho tiempo se pierde tratando de nivelar a los estudiantes en perjuicio de conocimientos nuevos que se tendrían que dar en esos niveles. Sin embargo, nunca había existido un sistema que evaluara, de la misma forma, a todas las escuelas primarias y secundarias del país. Ahora ya se tiene y se puede comparar escuela contra escuela, grupo contra grupo, estado contra estado. Ahora cada padre de familia podrá ver como esta su hijo realmente y en que falló. Ahora se podrá saber qué maestro esta haciendo bien su trabajo y cual no.

 

Cabe señalar que ENLACE no mide si el modelo educativo que tenemos es el correcto o no. Ésta evaluación sólo mide que tanto aprendieron los alumnos respecto a los objetivos del actual modelo educativo. Muchos detractores del actual modelo criticarán por tal razón a este esfuerzo evaluativo del sistema educativo. Sin embargo creo que el enfoque es el correcto. Me considero un crítico del modelo actual, creo que debe ser cambiado o al menos mejorado. Sin embargo creo también que primero hay que evaluar todas las variables del sistema, no sólo el contenido. ¿De qué sirve cambiar el contenido, mejorarlo, invertirle tiempo y dinero, para darnos cuenta después que la causa raíz era otra? Por ejemplo, ¿de qué serviría cambiar el modelo actual si después nos damos cuenta que la gran mayoría de los maestros no tienen los conocimientos y habilidades necesarias para enseñar a los niños? Podríamos tener el mejor modelo del mundo, pero si los docentes no saben como trasmitirlo de manera efectiva a los alumnos seguiríamos igual de atrasados.

 

También en los últimos años se ha impulsado mucho, por distintos medios y fuentes, que en la educación influyen de igual manera los maestros y los padres de familia. Durante muchos años se pensó que sólo los maestros tenían responsabilidad en la educación de los niños. Ahora se dice, y es cierto, que los padres también juegan un rol preponderante. Y esto ha sido usado por el magisterio para lavarse las manos, al menos en parte, respecto a los resultados de ésas evaluaciones que en los últimos años nos han mostrado la realidad. Pero aquí hay un problema: ¿cómo exigirle a los padres una responsabilidad para la cual no tienen ni el conocimiento ni las habilidades? Es decir, el retraso, las deficiencias educativas, no sólo están en los niños que hoy en día están cursando la primaria y secundaria. No, dichos problemas son aún más graves en los padres de esos niños que cursaron esos niveles educativos hace muchos años o que incluso ni los cursaron. Un nuevo modelo educativo para México tiene que partir de la base de que los padres de familia no podrán ser de mucha utilidad durante las primeras generaciones. El Estado tiene que compensar esa deficiencia asegurándose que la otra mitad, los maestros, excedan en sus habilidades y responsabilidades durante el arranque y las primeras etapas de tal modelo.

 

No quiero decir con esto que los padres no tienen ninguna responsabilidad. Pero hay que ser realistas y aceptar que, al menos en las zonas rurales, en las partes más marginadas y retrasadas del país, donde más se necesita elevar el nivel educativo de la población para revertir la pobreza y la desigualdad, los maestros están prácticamente solos en su encargo por educar a la niñez mexicana. Por eso considero que ENLACE podría traer muchos beneficios en el futuro, aún sin cambiar o modificar significativamente el modelo educativo (principalmente respecto a contenidos), ya que nos dice precisamente que maestros están haciendo bien su trabajo y quienes no.

 

Por ejemplo, para quienes tienen a sus hijos en escuelas privadas ENLACE representará una herramienta importantísima para evaluar el desempeño de los planteles y maestros. Aquí la competencia entre escuelas y maestros mejorará su desempeño en un relativamente corto plazo. Los padres que tienen los recursos para pagar una escuela privada también los tienen para poder llevar a sus hijos en auto todos los días o para pagar transporte privado. Por ende, para ellos es mucho más fácil cambiarlos de plantel. Esa facilidad, y el acceso año con año a los resultados de ENLACE, hará competir a las escuelas privadas de una manera mucho más objetiva, cualitativa que en la actualidad. Hoy en día muchos padres se fijan más en el costo, cercanía, estatus, o prestigio de oídas, para escoger una escuela privada. Sin embargo, mediciones como ENLACE serán una variable de mayor peso a considerar en el futuro próximo. Si éste esfuerzo continúa es muy probable que en unos 5 años veamos un cambio significativo en el desempeño de las escuelas privadas.

 

Lamentablemente la velocidad de la mejora no será igual para las escuelas públicas. En éstas los padres de familia cuentan con menores recursos y en la gran mayoría de los casos sólo pueden inscribir a sus hijos en la escuela más cercana a su domicilio, la del barrio, la de la colonia. Quizá para aquellos que vivan a distancias equidistantes o similares entre 2 o más escuelas podrán hacer uso inmediato de los resultados de ENLACE para escoger a la mejor, pero aún así muchas veces hay problemas de cupo y no es tan fácil cambiarse de escuela. ¿Qué hacer aquí? ¿De qué manera pueden los resultados de ENLACE ayudar?

 

Creo que en las escuelas públicas ENLACE servirá de herramienta más a las autoridades educativas que a los padres de familia. Al menos así debería de ser. La SEP y el magisterio deberían diseñar un sistema de recompensas y capacitación basándose en los resultados de ENLACE para mejorar la educación. No creo que, como parte de las primeras acciones, ENLACE deba ser usado para castigar a los maestros cuyos alumnos tengan pésimos resultados. Al contrario, debería usarse para premiar a los mejores maestros, para sustituir o al menos combinarlo con el sistema de Carrera Magisterial para empezar a diferenciar los ingresos de los docentes por sus resultados. Carrera Magisterial no es suficiente, pues no siempre el que más sabe es el que mejor trasmite el conocimiento. La evaluación de los alumnos debería pesar al menos un 50% en la manera de medir el desempeño del profesor para calcular premios e incrementos salariales individuales. Si no hay una relación directa entre el nivel de los alumnos y la remuneración del profesor ningún modelo educativo funcionará.

 

De igual forma, ENLACE debería ser usado para identificar a los mejores maestros y estudiar su forma de trabajar. Identificar las razones por las que ellos lograron trasmitir mejor los conocimientos que los otros. Aprender de los mejores y capacitar en base a esos hallazgos a quienes tuvieron resultados deficientes. Si después de varios ciclos escolares y maestro no demuestra mejoría en su desempeño a pesar de entrenamientos y capacitaciones recibidas para tal efecto, entonces procedería una sanción o hasta su separación del sistema educativo.

 

Lamentablemente he aquí el talón de Aquiles de ENLACE y de cualquier idea de mejora del sistema educativo mexicano: el magisterio en si, el sindicato de maestros. No creo que los maestros acepten un sistema donde su compensación este ligada al desempeño de sus alumnos. Ahí está el caso Oaxaca. Durante años el magisterio oaxaqueño ha conseguido todo lo que ha querido. Ninguna de sus exigencias ha estado alguna vez acompañada de un ofrecimiento de mejorar su desempeño, de elevar el nivel educativo de la niñez oaxaqueña. Ése es el problema del sindicalismo mexicano en general, pedir más sin ofrecer nada a cambio.

 

El SNTE ejerce un monopolio perverso sobre la educación mexicana. No tienen interés alguno (al menos no lo han mostrado) en mejorar la educación. Sólo quieren mantener e incluso incrementar sus privilegios, sus “conquistas sindicales” que lograron durante décadas de chantaje y contubernio con los PRI-gobiernos. Lo que estamos viendo en Oaxaca es muestra de ello. De hecho su principal exigencia, la salida de Ulises Ruiz del gobierno del estado, no tiene nada que ver con asuntos magisteriales. Es un reclamo político, no educativo.

 

Por eso, mientras no se rompa con el monopolio que tiene el SNTE en México, mientras no haya un verdadero compromiso por parte del magisterio para mejorar la educación, poco se podrá hacer. La mejora tiene que tener incentivos, círculos virtuosos, para que pueda existir. Los maestros no están dispuestos a que su remuneración sea directamente afectada por su desempeño. No hay incentivos. No hay círculo virtuoso. No habrá mejora. Qué pena por México, qué pena por la niñez mexicana.

 

 

Dany Osiel Portales Castro
Monterrey, NL, México

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