Comentarios sobre México y sus políticos

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domingo, noviembre 15, 2015

Visión occidental y radicalismo islámico

En los últimos dos días he leído muchas críticas sobre quienes han expresado su apoyo, con palabras o imágenes, a los franceses por los ataques terroristas en París. En términos generales las críticas giran en la idea de que “sólo se compadecen por víctimas occidentales y no por los que sufren los bombardeos en Siria, Líbano o Irak”. Que “solidarizarse con las víctimas de los atentados en París es apoyar una visión del mundo en la que sólo preocupan las muertes de ciudadanos occidentales”. Otros también critican que se pida orar por las víctimas de los atentados en París y no por los desaparecidos de Ayotzinapa o las docenas de miles de muertos en México por el crimen organizado (que muchos dicen son víctimas del gobierno).

 

Condolerse por lo sucedido en París no significa, por default, estar a favor de la visión del mundo occidental. Afirmar tajantemente eso es una visión muy miope, maniquea, del asunto. Es una trampa ideológica buscar la comparación para confirmar el sesgo cognitivo de cada quien sobre temas específicos. La trampa se confirma porque ese juicio implicaría que todos quienes se solidarizan con París nunca lo hicieron con las víctimas en otras partes del mundo, lo cual es evidentemente falso. Cada quien es libre de apoyar las causas que crea convenientes, o enfatizar unas sobre otras. Pero me parece sumamente maniqueo pensar que quien apoya una causa específica no lo hizo con otras que esa persona considera más importantes. Y aunque así fuera no se puede generalizar que todos son así.

 

No dudo que haya muchos a quienes no les importa lo que sucede en Siria, Líbano, o Irak, por citar los lugares relacionados. Pero también hay muchos que se preocupan genuinamente por ellos. Incluso muchos de los que ahora critican la solidaridad con los franceses hace no muchas semanas exigían “a gritos” y con iniciativas en change.org (como si eso fuera más valioso que pintar tu foto de Fabebook con los colores de la bandera de Francia) que los países occidentales, la ONU, o quien fuera, hiciera algo para detener las masacres en Siria que están causando el flujo de refugiados hacia Europa. El pico de dichas críticas alcanzó su máximo cuando durante días circuló por todo el mundo la foto del niño ahogado en una playa de Grecia.

 

Pues una de las causas principales, que no la única, del desplazamiento de refugiados es la invasión de los terroristas, radicales musulmanes, del Estado Islámico (ISIS) al sur de Siria desde Irak donde ya controlaban enormes territorios desde la salida de Estados Unidos de esa región. De entre todas las visiones e interpretaciones que existen del Islam (tantas como las hay en el cristianismo) los terroristas de ISIS tienen la más radical de todas y que va más allá de una simple venganza por “las atrocidades cometidas por occidente sobre sus pueblos” como en su momento lo justificó Al-Qaeda.

 

ISIS es de hecho una escisión de Al-Qaeda fundada por el ya fallecido (eliminado por EUA) Abu Musab al-Zarqawi (“The Mystery of ISIS” http://www.nybooks.com/articles/archives/2015/aug/13/mystery-isis/ ), cuya visión del Islam tiene raíces más religiosas que políticas, principalmente en la visión del wahhabismo o salafismo, que es la principal corriente fundamentalista sunita cuya idea básica es imponer el ideal del modelo de musulmán basado en cómo vivían las primeras 3 generaciones de seguidores de Mahoma (“salaf” es ancestro en árabe).

 

Para los fundamentalistas musulmanes sólo existen 2 tipos (nuevamente el maniqueísmo fanático, causa de muchos males) de mundos o casas, la “casa del Islam” (Dar al-Islam) que son los lugares que siguen fielmente las enseñanzas de Mahoma, y todos los demás, el mundo exterior al que hay que convertir al Islam, llamado “casa de la guerra” (Dar al-Harb). (“El islamismo en tiempos de guerra” http://www.fppchile.cl/el-islamismo-en-tiempos-de-guerra/ ) No hay medias tintas, todo es blanco o negro, amigo o enemigo. Y es esa visión dogmática, fanática, de su religión lo que es causa primigenia de todos éstos conflictos.

 

“Por las ideas se discute, por los dogmas se mata” dijo alguna vez David Konzevik. Ideas diferentes, visiones distintas del mundo, siempre las habrá y serán discutidas, debatidas. Pero con quienes tienen una visión dogmática no hay debate posible. Para ellos es todo o nada. Por eso están dispuestos a morir antes que ceder en su fanatismo. Los terroristas de ISIS son los primeros extremistas musulmanes que han pasado de la teoría de tener un solo país islámico, regido por la Sharia, a verdaderamente controlar un territorio extenso en Irak y Siria que funciona como un proto-estado y que ha atraído a musulmanes de todo el mundo, de todos los estratos sociales, para luchar su “guerra santa”.

 

Y esa “guerra santa” no solo es contra Occidente, como muchos han querido simplificar (quizá hasta ahí les alcanza el análisis), sino una guerra santa contra todos los que no se conviertan al Islam, y más que eso, a su interpretación radical del Islam. Por eso derribaron un avión ruso hace pocos días, quienes se declaran así mismos como el último bastión anti-occidente que existe, Putin dixit, y que por cierto levantó muchas condolencias de todos los países occidentales. Y por eso también han asesinado a cientos de musulmanes chiitas (separados de los sunitas desde hace más de 1000 años por una interpretación diferente del Corán y de la forma de ser musulmán) y que viven principalmente en Irán, Líbano, Siria e Irak.

 

La concepción práctica del modelo político de república democrática es relativamente nuevo en la historia de la humanidad, con poco  más de 200 años de antigüedad del primer país en implementarlo exitosamente (Estados Unidos) y que apenas a partir de la segunda mitad del siglo XX, no más de 50 años, que ha empezado a extenderse por todo el mundo. No sin sus tropiezos y fallas, y que poco a poco ha ido aceptándose globalmente como el menos malo de los sistemas políticos. Eso es lo que está en riesgo, no es la “visión de occidente” sino el modelo de convivencia que medianamente garantiza libertad de pensamiento, culto, y acción para todos los ciudadanos. La realidad es que en la mayor parte de la historia de la humanidad lo que ha existido es el autoritarismo donde unos cuantos oprimen a las mayorías y en muchos de los casos aderezado con fundamentalismo religioso para justificarlo.

 

Lamentablemente combatir un terrorismo dogmático, religioso, es muy complicado pues no es una batalla sólo en un territorio geográfico específico, sino que es mental. Y lo peor que se puede hacer en este momento es justificar a éstos terroristas o minimizar el daño que causan con comparaciones maniqueas que solo pretenden acomodar la realidad a las filias y/o fobias particulares de algunos o peor aún, acomodarlas para fines políticos locales.

 

Pero aun suponiendo que simplemente se está apoyando una visión de occidente que se olvida de “los otros”, ¿No sería esa una postura válida bajo el contexto maniqueo de ese radicalismo islámico? No comparto esa visión, pero la entiendo en muchos radicales nacionalistas en países de “occidente” (no solo en esos países de “occidente” hay esa visión nacionalista, ya mencioné a Rusia, y también está China o India) que hoy presionan políticamente en sus países para cerrar sus fronteras y radicalizar su postura contra los refugiados o migrantes.

 

Como liberal (libertario en el concepto “gringo”) que soy, sería ideal tener países donde se pudiera convivir sin importar raza, religión, preferencia sexual, nivel económico o educativo. Pero también soy pragmático y me queda claro que muchas veces, ya sea a nivel personal o entre naciones, aunque una de las dos partes extienda la mano y quiera llevar una relación en paz, basta un dogmático para echar a perder una relación. Y si ese dogma implica que el contrario se doblegue a sus ideas/creencias y si no lo hace muera, no hay mucho que debatir, ¿o si?.