Lo bueno y lo malo

Lo bueno, perdió el PRI de Rodrigo Medina.

Lo malo, ganó el PRI de Jaime Rodriguez, ¿Abel Guerra? ¿Y quién más?

Lo bueno, se probó que un candidato independiente, sin partido, puede ganar.

Lo malo, no es un candidato independiente de compromisos, que no tenga ligas con partidos políticos.

Lo bueno, se probó que sin anuncios en TV, usando principalmente redes sociales, se puede ganar una elección.

Lo malo, la campaña se basó en simples memes que buscaban el sentimiento de la gente, no la razón.

Lo bueno, la mayoría de los jóvenes menores de 29 años y con estudios de preparatoria o profesionales, decidieron la elección castigando al PRI y al PAN.

Lo malo, votaron por un político con más de 33 años en el PRI sin cuestionarle nada de su pasado o preparación, y poniéndolo en un pedestal casi como mesías.

Lo bueno, se manda una señal a la partidocracia de que si no mejoran puede venir un renegado y robarles el pastel.

Lo malo, el renegado puede resultar un populista demagogo y quedarse en el poder como pasó en Venezuela.

Lo bueno, se castigó a la corrupta administración de Rodrigo Medina que, junto con la de Natividad González, han dado a Nuevo León los peores 12 años de su vida política.

Lo malo, la mayoría de los votantes de Jaime Rodríguez votaron por el PRI o el PAN para alcaldes y diputados a pesar de que en muchos municipios y en 11 distritos locales había independientes.

Lo bueno, la jornada cívica del 7 de junio en Nuevo León muestra que si la ciudadanía se lo propone, puede cambiar las cosas.

Lo malo, la mayoría cree que su participación ciudadana se limita a la jornada electoral cada 3 años, y se olvidará de exigirle cuentas.

Lo bueno, la derrota en Nuevo León podría hacer que PRI y PAN, y demás partidos, se democraticen hacia su interior para evitar que renegados les vuelvan a ganar.

Lo malo, también podría suceder que la Partidocracia modifique las leyes electorales para restringir más candidaturas ciudadanas.

Lo bueno, el PRI nacional perdió varias gubernaturas que tenía en sus manos.

Lo malo, el PRI y sus aliados tendrán más diputados, y la mayoría absoluta en la cámara baja, a pesar del desastroso desempeño de Peña Nieto.