Comentarios sobre México y sus políticos

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"El castigo que los hombres buenos tienen que pagar por no estar interesados en la política es ser gobernados por hombres peores que ellos mismos" (Platón)

"La derecha cree en el libre mercado, la izquierda en la libertad social, y ambas no se dan cuenta que uniéndose se forma el liberalismo" (Sergio Sarmiento)

lunes, diciembre 12, 2005

FINANZAS PERSONALES

Por Dany Osiel Portales Castro con la colaboración de Ernesto Ramírez Franco.
31 de octubre del 2005

Mucho se habla de los índices de pobreza, de si han sido determinados correctamente y de cómo interpretarlos de manera adecuada. Esto lleva las discusiones al terreno de las causas, al terreno de lo que los gobernantes están haciendo, han hecho o deberían hacer. Incluso, a veces se buscan culpables fuera de nuestras fronteras o hasta en siglos pasados.

Es claro que podemos encontrar causas de la pobreza desde el origen mismo de nuestra patria: la mezcla de la cultura española con las culturas del norte de Mesoamérica, los casi 3 siglos como colonia, el sangriento nacimiento e infancia como país independiente, con sus guerras internas, intervenciones extranjeras y la pérdida de importantes porciones del territorio. Todo esto es indudablemente origen de nuestro presente nacional. También lo es las riquezas casi interminables, y todo lo bueno que pueda obtenerse de nuestra cultura.

Por otro lado, eso está en el pasado y nada podemos hacer al respecto.

Entonces el otro enfoque clásico es, naturalmente, ¿qué debe hacer el gobierno para aliviar la pobreza del país? Sabemos que debe haber cambios estructurales, reforma hacendaria, replantear el sistema completo de educación, cambios hasta en las estructuras mismas de los tres poderes, apertura económica, garantizar el estado de derecho, incentivos a la inversión privada, y muchas otras fórmulas probadas y comprobadas en otros países con similares circunstancias.
Un largo etcétera.

Pero, ¿y usted? ¿Qué hace usted para remediar la pobreza?

Si usted lleva las riendas de una familia o de usted solo, tal vez ya se habrá dado cuenta de que hay muchas cosas que le ayudan y otras muchas que le perjudican en su incesante lucha por salir adelante. Usted toma decisiones y realiza actividades día con día, que le mejoran o empeoran el nivel de vida.

Este es un tema que los medios no tocan, en parte porque tienen vela en el entierro. Veamos:

Es cierto que hay que mejorar el nivel de educación en el país. Pero, ¿Qué hace usted para elevar el nivel de educación en su hogar? ¿Anima a sus hijos a aprender en la escuela, en lugar de sólo pasar las materias? ¿Les ayuda usted con su tarea? ¿Cuántas horas por semana se dedican a leer libros y cuántas a ver TV? ¿Qué tipo de revistas se pueden encontrar en su sala: las del corazón y la farándula, técnicas o de mejoras de la casa, científicas o financieras acaso? Es indiscutible que hablar un idioma adicional es una enorme ventaja competitiva desde hace tiempo. Existe gente que ha aprendido un excelente inglés sin pagar un sólo centavo en instituciones privadas. Otras personas aprenden además italiano, francés, alemán o japonés luego de dominar el inglés.

Un recurso invaluable es el tiempo. El tiempo libre, el tiempo personal después de las ocupaciones es un tipo particularmente valioso de tiempo. ¿Qué hace usted con él? Se puede emplear en reparar los pequeños detalles de la casa, los que la hacen deteriorarse si se descuidan o la hacen verse mucho mejor si se toman en cuenta. Aumentar su acopio intelectual en un pasatiempo adecuado puede ser una buena idea, digamos iniciar y mantener una colección, inscribirse a un club que le haga ejercitar la mente, el espíritu o los músculos. O su caridad, recuerde que lo que se invierte en el prójimo menos afortunado regresa con rendimientos.
También puede dedicar 2 horas de su tiempo libre a ver una película comercial o un partido deportivo, que le van a entretener pero dudosamente le van a ayudar a mejorar su calidad de vida. De vez en cuando está bien, pero reconozca que convertirlo en la rutina del fin de semana le va a consumir muchísimas horas. No se necesita insistir que el tiempo es un recurso no renovable, ni un sólo segundo puede vivirse otra vez.

Pregúntese: “¿En torno a qué giran mis conversaciones de sobremesa?” Puede ser desde la política, el 'reality-show' o telenovela del momento, hasta la situación de su equipo deportivo favorito. O al estado de las negociaciones de paz en otras partes del mundo, o a los últimos descubrimientos sobre el cáncer. ¿Le parece que eso está muy lejos y no le afecta? Sin embargo usted piensa que el desempeño deportivo de 11 personas durante 90 minutos sí es muy importante, aunque usted no reciba un sólo centavo de ellos. Gane o pierda, el equipo sigue ahí. Y la situación del mundo, la ciencia, el país, ¿no nos afecta?

Si hacemos el equivalente de una reforma hacendaria donde todos paguen impuestos, en la familia significa que todos ayudan. Si los hijos no pueden percibir un ingreso, entonces pueden ayudar mucho con las tareas domésticas: lavar y guardar su ropa, recoger la mesa después de comer, pintar su habitación, etc. Esto trae el valor agregado de inculcar la disciplina, el trabajo en equipo, y la satisfacción de sentirse parte activa de la familia, entre otras cosas.

Se exige al gobierno transparencia en la forma de usar nuestros impuestos. Deberíamos entonces hacer lo mismo en nuestras finanzas personales. Una cosa es ganar dinero y otra es gastarlo. Si lo que ganamos no es mucho, o nunca es suficiente, entonces deberíamos poner mucha atención a la parte de gastarlo. Hay muchas maneras de gastar, usar o disfrutar del dinero. Se puede ahorrar para gastos imprevistos. Se puede invertir en algo que rinda beneficios en el mediano o largo plazo. Se puede gastar en chucherías que nos darán un gusto efímero. Se puede ahorrar para hacer compras más fuertes que pensábamos que estaban fuera de nuestro alcance. Si ahora va a comenzar a leer más libros, entonces tal vez pueda cancelar la suscripción al videoclub o a la televisión de paga.

¿Cómo hace usted sus compras? ¿Compra todo lo que se le antoja, sin detenerse a pensar si realmente lo necesita o siquiera va a usarlo? Si a usted le “quema” el dinero en las manos, en imprescindible que encuentre una manera efectiva de controlar sus compras. Un buena práctica, antes de comprar cualquier cosa, es preguntarse: "Si realmente necesito esto ¿cómo le había hecho entonces hasta ahora?". La respuesta podría ser que ese artículo no es estrictamente necesario. No se trata de volverse un tacaño y atesorar enfermizamente el dinero, sino de saber administrarlo. No compre a crédito. Si puede esperar a tener el dinero para comprar algo de contado mejor hágalo así y ahórrese un buen porcentaje de intereses. Un auto nuevo es un gusto, pero pierde una parte significativa de su valor sólo por sacarlo de la agencia. Compre seguros: de gastos médicos, de auto, de casa, etc. Siempre es más barato tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo. Las cosas de baja calidad son baratas pero no duran lo mismo o proporcionan el mismo servicio. Muchas veces termina uno comprando la versión cara de un artículo después de que la versión barata se descompuso, así que vale la pena considerar la calidad, aunque cueste más.

Las tarjetas de crédito son, como todo, una herramienta o una trampa, según se aprenda o no a usarlas adecuadamente. Si conoce las fechas de corte y de pago, el límite de crédito, etcétera, y entiende el proceso, entonces pague todo lo que pueda con ellas y liquide el saldo por completo en la fecha correspondiente. De esta manera aprovecha muchas ventajas de las tarjetas sin sufrir las consecuencias que pagan los que no saben administrarlas. Algunas hasta abonan a una chequera un porcentaje de lo que se gasta con ellas, otras además incluyen seguros de viaje y garantías extendidas, sólo por usarlas. Además, con frecuencia lo sacan a uno de un apuro. Si va a gastar más de lo que gana y no va a poder liquidar el saldo al final del período de corte, entonces mejor no las use, ya que los intereses son altísimos.

Los fundamentos de unas finanzas sanas, de una buena economía, de un país, estado, ciudad, empresa, familia o individuo son muy similares, por no decir idénticos. Nadie puede gastar más de lo que gana por mucho tiempo o de manera indefinida sin que caiga, eventualmente, en una crisis. La deuda sólo debe usarse para financiar una inversión que redituará ingresos futuros mayores con los cuales se cubrirá el capital y los intereses de ese préstamo. Pedir un préstamo para cubrir necesidades básicas (gasto corriente en un gobierno, o alimentos y servicios en un familia), de manera recurrente, es siempre una clara señal de que la administración no se esta llevando correctamente. En el caso de las familias sólo deberían tomar un crédito para comprar una casa, pues es un bien no perecedero que en la mayoría de los casos mantiene, y hasta incrementa, su valor con el paso del tiempo (con el mantenimiento adecuado). Fuera de eso, cualquier crédito en una familia podría indicar que se esta gastando más de lo que se gana lo cual puede llevar al desastre.

En resumidas cuentas, ¿cómo y en qué gasta usted su dinero? ¿En verdad vale la pena comprar la camiseta original de su equipo de favorito? ¿Ha pensado lo cara que es la cerveza, y que rara vez se toma sólo una? ¿Por qué cobran tan caros los refrescos en los restaurantes? Hay personas que sólo piden agua para acompañar la comida, y así le toman mejor el sabor, no ingieren calorías adicionales, y ahorra un buen porcentaje en la cuenta. No es chiste ni exageración: no todos los platillos requieren el burbujeo del refresco de cola. No es necesario adornar tanto el auto, si lo que le hace falta es un mejor mantenimiento. O tal vez pueda prescindir del equipo de sonido más poderoso y disfrutar la música a niveles más adecuados. Sale más barato y los oídos no se dañan. No se trata de escatimar, sino de emplear el dinero en lo que realmente se necesita o va a rendir mejores frutos. Al mismo tiempo, se enseña a los hijos con el ejemplo.

¿Y qué es lo que piensa respecto del trabajo? Si lo ve como una calamidad o como un mal necesario tal vez debería reconsiderarlo. El trabajo no debe ser visto como un castigo bíblico, sino como una oportunidad para sacar y aumentar lo mejor de uno mismo, en servicio de los demás. Si usted llega a casa y la mayoría de las veces se queja de su trabajo, su jefe, sus compañeros, etcétera, piense en el mensaje que les está dando a sus hijos. Y a usted mismo, usted está repitiéndose a sí mismo que pasa más de una tercera parte de su vida, que es más de la mitad de su tiempo despierto, en un lugar miserable o haciendo algo miserable. Sería mejor que fuera algo divertido, interesante y retador, y por lo cual además le pagan. El trabajo honesto es una de las cosas que pueden sacar adelante a una persona, familia o nación.

Si su situación económica es desahogada tal vez es porque ya tomaba en cuenta las consideraciones de arriba, y muchas otras, o ha logrado hacerse de un ingreso más que moderado. Felicitaciones. Para el resto de nosotros, siempre hay algo que mejorar.